lunes, 20 de febrero de 2012

Seminario II: Entendiendo el fenómeno de la Globalización y los procesos migratorios.

 
En este segundo seminario dos fueron los textos a analizar para, con ellos, tratar los temas mencionados en el titulo de esta entrada, esto es, las claves de la Globalización y los movimientos migratorios.

Durante la primera parte, nos centramos en un texto de Held sobre la Globalización. Intentamos conceptualizarla y debatimos sobre algunos temas relacionados como la periodización, la intensidad y la percepción que tenemos sobre el fenómeno.

Así, ¿Cuándo empezó la Globalización? Frente a esta pregunta muchas son las respuestas que se han dado: en la posguerra, en la era posterior a 1970, durante el XX en general, etc. Sin embargo, como comenta Held, “recientes estudios históricos de los sistemas mundiales y de los patrones de interacción de la civilización ponen en tela de juicio la opinión comúnmente aceptada de que la globalización es un fenómeno principalmente de la edad moderna.” Hechos como la existencia de religiones globales y redes comerciales durante la época medieval contribuyen a la idea de que la globalización es un proceso que tiene una larga historia.

No obstante, aunque nos sea difícil establecer un punto de partida, si que podemos hablar de períodos de más o menos importancia para la Globalización, y una de ellos es sin duda la Revolución Industrial (RE) surgida durante el siglo XIX. Debido a la RE, hubo un aumento significativo en la cantidad y calidad de la producción. Esto llevo a mayores exportaciones y mejores relaciones comerciales y de negocios. Debido a los mejores productos y a la colonización, muchos países de todo el mundo se convirtieron en los consumidores del mercado europeo. Esta fase, que la podríamos identificar como de “pre globalización”, tal vez llego a su fin después de la Primera Guerra Mundial. La guerra causó un efecto adverso significativo sobre la situación económica y condujo a la Gran Depresión y la crisis del patrón oro durante la década de 1920 y principios de 1930, para resurgir después de la II guerra mundial hasta la actualidad.

Pero, ¿qué fue o que es la Globalización? ¿Es acaso la integración de los sistemas económicos, políticos y culturales de todo el mundo? ¿O es la dominación de los países desarrollados en la toma de decisiones, a expensas de las naciones más pobres? ¿Es la Globalización una fuerza para el crecimiento económico, la prosperidad y la libertad democrática? ¿O es una fuerza para la destrucción del medio ambiento y la explotación de los países en desarrollo?

La Globalización es un proceso (o conjunto de procesos), que representa una transformación en la organización espacial de las relaciones sociales y las transacciones, generando flujos interregionales y transcontinentales. Es un proceso en definitiva, que incrementa la connectividad y la interdependencia de las empresas y de los mercados del mundo.

Des de la teoría, tres son los puntos de vista que han intentado dar cuenta del fenómeno:

1)tesis hiperglobalista: que se refiere de manera directa a la idea de fin de la soberanía y del Estado-nación. La globalización económica, según ésta tesis, construye nuevas formas de organización social que a la larga reemplazarán o sustituirán a los Estados-nación tradicionales como principales unidades económicas y políticas de la sociedad mundial (Held y otros, 2001). Esta tesis se plantea en el contexto de homogeneización a que propenden las regulaciones de los Estados receptores de inversión, en cuanto a liberalización de mercados y a la desregulación del sector financiero.

Así, el proceso de globalización se complementa con diversos fenómenos como la constitución de amplios conjuntos regionales de países como la Unión Europea, los Tratados de Libre Comercio, el MERCOSUR o la Cooperación Económica entre Asia y el Pacífico que, a la par con las organizaciones financiera internacionales (FMI, BM, OMC) se configuran en las nuevas unidades económicas y políticas para el nuevo orden mundial, en sustitución de un tipo de Estado que ha retrocedido ante las exigencias del capital dejando a la soberanía en una posición de disminución permanente.

2)tesis escéptica: planteada en torno a la idea de que en realidad la situación no ha cambiado gran cosa. Para esta tesis, es clara la negación de la existencia del fenómeno de la globalización, que aquí es entendida como una economía perfectamente integrada en todo el mundo. Plantea la idea de una internacionalización en aumento, entendida como la interacción entre economías predominantemente nacionales y que requiere de la soberanía de los Estados nacionales en tanto las fuerzas de la internacionalización, para asegurar una continua liberalización económica, dependen del poder regulador de los gobiernos nacionales (Held y otros, 2001). Esta tesis rechaza de manera radical la idea de la debilitación paulatina del poder de los gobiernos nacionales y de los Estados, ya que si bien pueden encontrar restricciones en la internacionalización, no están de ninguna manera inmovilizados.

3)tesis transformacionalista: que entiende la globalización como una fuerza impulsora, decisiva en torno a los cambios sociales, políticos y económicos que reforman de manera determinante las sociedades modernas y el orden global. Plantea la expansión del espacio político, económico y social en el que se decide el destino de las sociedades y comunidades, siendo la globalización la fuerza que promueve tales transformaciones. Podría hablarse del establecimiento de una soberanía mínima en los Estados, en la medida en que, si bien estos conservan todavía la última decisión legal al interior de sus propios territorios, estas se yuxtaponen con la jurisdicción en expansión de las instituciones gubernamentales internacionales y con los límites y obligaciones derivadas del derecho internacional (Held y otros, 2001). Para esta tesis, el efecto de la globalización al reconstituir el poder y la autoridad de los gobiernos nacionales, es el establecimiento de un nuevo régimen de soberanía que desplaza las concepciones tradicionales del Estado que lo caracterizan como una forma de poder público absoluto, indivisible y territorialmente exclusivo, donde la soberanía se comprende ya no como barrera territorial, sino como recurso de negociación en medio de una política que se caracteriza por redes transnacionales complejas. Esta tesis plantea entonces que el orden mundial no se puede concebir más centrándolo sólo en el Estado, ya que la autoridad se ha extendido cada vez más entre los actores públicos y privados en los diversos niveles local, nacional, regional y global” (Held y otros, 2001).

Finalmente, el último factor relacionado que tratamos en la primera parte fue el de la intensidad de la Globalización. ¿Es el proceso actual más intenso que el que se vivió en el siglo XIX? ¿O la vemos intensa porque la estamos viviendo? En nuestra opinión, en términos económicos absolutos: si, pues los procesos económicos y el volumen de transacciones así como la velocidad de estas son incomparables históricamente. En términos relativos sin embargo, no; el cambió radical que comportaron las migraciones masivas así como los cambios en transporte y comunicaciones fueron y son también incomparables históricamente.

En la segunda parte del seminario, en relación con el fenómeno de la globalización, se trató el tema de las migraciones y cómo estas han evolucionado a lo largo del siglo XIX y XX. Para ello estudiamos el texto de Williamson y O'Rourke: “Globalización e História”.

Nunca antes se habían producido unas corrientes migratorias del tamaño de las del siglo XIX y principios del XX. Esto se debió a múltiples factores como los diferenciales de salario, las guerras y hambrunas o la disponibilidad de tierras en América. Hay que tener en cuenta que la mayoría de emigrantes de esta época eran familias de granjeros y artesanos o rurales que querían nuevas tierras para explotar. Sin embargo, estas migraciones no eran aún muy elevadas.

A finales del siglo XIX, en cambio, los salarios reales de los países receptores y los de salida empezaron a converger y los costos de transporte bajaron, lo que generó las primeras migraciones en masa, esta vez por causas distintas y distinto perfil de emigrante. A finales de siglo las migraciones principalmente fueron causadas por temas de mercado y demográficos. Como habían mejorado las condiciones de vida, había una cantidad muy elevada de jóvenes que no tenían ocupación en su país de origen y tuvieron que marchar en zonas industriales fuera de su país para encontrar trabajo.

Así como apunta Wiliamson en su texto, “Globalización e Historia”, desde 1820 hasta 1914 se habían desplazado más de 60 millones de personas hacia el nuevo mundo.

En referencia a los países receptores y emisores, hasta 1880, la mayoría de emigrantes eran europeos, principalmente de Inglaterra. Más tarde de Alemania, de los países escandinavos, España, Italia, Portugal y finalmente Polonia. Aunque el principal lugar de destino eran los Estados Unidos, en la segunda mitad de la década de 1880 aumentó la emigración que tenía como destino América del sur (Argentina un 9% y Brasil un 7%). También hubo pequeños flujos que fueron a Canadá, sur África, Australia y Nueva Zelanda.

En lo que al siglo XXI se refiere, nos encontramos con un panorama radicalmente diferente. Si en el pasado siglo las desigualdades venían determinadas por la clase social a la que pertenecías, en la actualidad, éstas se determinan por el país o lugar de residencia. La desigualdad ahora, tiene una faceta eminentemente interestatal.

Tal y como apunta Milanovic en su artículo Global inequality: From class to location, from proletarians to migrants, gran parte de la desigualdad en el mundo actual se debe a las diferencias de riqueza entre los distintos países del globo. Así, en los gráficos abajo adjuntos podemos ver por ejemplo, que el ventil más pobre de Dinamarca tiene un ingreso per capita superior al ventil más rico de cuatro países africanos. Asimismo vemos como solo el percentil más rico de la india iguala el percentil más pobre de EEUU. 
Gráficos extraídos de: Milanovic,Branko; Global Inequality: from class to location, from proletarians to migrants; The World Bank, Poverty and Inequality Team, 2011; p. 12

Con esto, no se hace extraño ver como en las últimas dos décadas ha aumentado espectacularmente no sólo el volumen, sino también el grado de mundialización del sistema migratorio, en su doble sentido: aumento de la diversidad de las regiones receptoras e incremento de las áreas de origen. En consecuencia, los inmigrantes presentan una variedad demográfica, social, cultural y económica cada vez mayor y prácticamente inédita en el pasado. Aunque se trata de una cuestión que afecta a todos los países ricos (pero no sólo a ellos), su incidencia es aún más notable en aquellos que tienen fronteras o están próximos a zonas pobres, como es el caso de Estados Unidos y México, o como es el de España e Italia con respecto a los países del Magreb y el África subsahariana. Los efectos de este fenómeno se dejan notar en los más variados aspectos de la vida social tanto de los países receptores como de los emisores, provocando, entre otros, cambios sustanciales en la demografía y considerables alteraciones en la estructura del mercado de trabajo.

Vale la pena adoptar la perspectiva de los países emisores y pensar, por ejemplo, en la emigración africana. Por muy poca que sea la atención que se ponga sobre lo que sucede en África, es fácil descubrir las razones por las que se producen masivos movimientos migratorios desde esta zona del planeta. Las televisiones de los países desarrollados, que en la era de la globalización llegan hasta los más recónditos lugares de la tierra, muestran cada día imágenes del despilfarro consumista del mundo de la abundancia, y, junto a ellas, otras de la extrema pobreza que asola los países africanos. No es difícil entender que aquellos que sólo tienen miseria y escasez, arriesguen ese nada que poseen con la esperanza de hacerse un pequeño hueco entre las sobras del inmenso festín que nos estamos pegando.

Mientras persistan las condiciones de extrema pobreza en tantas zonas del planeta, la inmigración será siendo un fenómeno imparable.

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