domingo, 5 de febrero de 2012

La crisis del Laborismo

Caricatura publicada en 'Times Online'. (Por Peter Brookes)
Sahun Riordan nos habla en el artículo sobre el “esperanzador” cambio de rumbo del Partido Laborista británico nombrado la “Tercera Vía”, impulsado por Tony Blair, el cual ha ido desmoronando al paso de los años, por sus continuas contradicciones internas, lo que ha sido y lo que ha representado el Labour Party tradicionalmente en el Reino Unido.

El origen del laborismo británico se encuentra en 1844 cuando en Rochdale, Lancashire, un grupo de trabajadores creó una sociedad cooperativa que daría lugar al movimiento sindical británico de donde surgió el Labour Party.

Hasta 1918 el Partido Laborista fue utilizado por los sindicatos ingleses más como un "lobby", para presionar a la Cámara de los Comunes con el fin de que cumplieran con sus demandas, ya que su finalidad era la de representar a los obreros ingleses de manera global, lo cual le diferenciaba de otros partidos de clase.

Durante toda su existencia, el partido siempre ha sufrido divisiones ideológicas y estructurales debido a su formación ecléctica. Estas divisiones van desde la divergencia de opiniones entorno la relación entre el partido, el grupo parlamentario y las bases o sindicatos, a la división entre los socialistas, partidarios de que la propiedad de los medios de producción fuesen del Estado, y socialdemócratas, partidarios de una economía mixta.

A lo largo del siglo XX el Labour Party alternó las posiciones de poder junto con la oposición, hasta la supremacía política en el Reino Unido durante los años 80 y principios de los 90 por parte del Partido Conservador i sobretodo de Margaret Tatcher. Esto propició un largo período de inestabilidad, de idas y venidas en el laborismo británico hasta la consecución de la dirección del partido por parte de Tony Blair el año 1994.

Bajo la dirección de Blair el Partido abandonó todo aquello que tenia que ver con el socialismo y los sindicatos, es decir, con los orígenes del laborismo inglés. Se posicionó, como decía él, en un “centro radical” donde abundaba el pragmatismo ideológico ya que creía que en las sociedades actuales los programas con punto claros, concretos y fuertemente posicionados no pueden alcanzar la confianza de una mayoría de la población. Así el Labour Party se transformó de un partido político con base sindical que defendía los intereses de la clase obrera a un partido vacío de contenidos encabezado por un líder fuerte, el único objetivo del cual ha sido el de ganar las elecciones.

Con la marcha de Tony Blair y el fin de la “Tercera Vía”, este Nuevo Laborismo basado en el liderazgo, entró en una grave crisis de identidad que Gordon Brown tampoco ha sabido solucionar. Además, estas últimas elecciones, más allá de vencedores y vencidos, marcan el fin de una era política de Reino Unido: el declive definitivo del Nuevo Laborismo. Da igual quién gane, la política británica es hoy completamente distinta de lo que era hace 13 años. Falta por ver si el partido intentará volver a sus orígenes o al menos a posiciones más de izquierdas, o si por contra seguirá empeñado en el intento fracasado de adaptar la social-democracia al capitalismo liberal.

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